
Fueron días de pura ilusión hecha bandera,
de andar las calles en celeste y blanco,
de soltar el corazón por los balcones hecho papelitos,
de remontar al cielo la oración por la victoria...
días de probar el sabor argentino de la alegría.
Esa pelota apasionada que agitó el tambor de los pechos
ayer se desinfló en un largo, larguísimo suspiro.
Alemania 2006 terminó para nosotros, pero quedamos de pie,
enteros como el sentimiento futbolero
y las ganas de creer en los goles que vendrán,
en los pibes de la selección del mañana
que darán a luz los potreros, las canchas del país.
El sueño volverá y nada impedirá
que volvamos a ceder a la tentación de soñar,
de ser felices en el próximo encuentro...
Sudáfrica 2010.
Vamos ARGENTINA!!!
¡¡ Arriba !!
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