
He encontrado en mi vida amigos, enemigos, conocidos, compinches y aún continúo mi pesquisa porque lo que yo deseo es:
¡UN HOMBRE!
Que no tema a la ternura; que se atreva a ser débil cuando necesite detenerse a recobrar fuerzas para la lucha diaria.
Que me proteja de los demás y de mí misma, que conociendo mis errores, los acepte y me ayude a corregirlos.
Que quiera y sepa reconocer mis valores espirituales y sobre ellos pueda construir todo un mundo; que nunca me rebaje con su trato.
Que con cada amanecer me ofrezca una ilusión, que aliente nuestro amor con toda delicadeza para que una flor entregada con un beso tenga más valor que una joya.
UN HOMBRE con el que se pueda hablar, que jamás corte el puente de comunicación y ante quien me atreva a decir cuanto pienso, sin temor de que me juzgue y se ofenda, y que sea capaz de decírmelo todo, incluso que no me ama.
Que tenga siempre los brazos abiertos para que yo me refugie en ellos cuando me sienta amenazada e insegura, que conozca su fortaleza y mi debilidad, pero jamás se aproveche de ello.
Que tenga abiertos los ojos a la belleza, que ame intensamente la vida; aceptando el dolor y la alegría con igual serenidad.
Que sepa ser siempre más fuerte que los obstáculos, que jamás se amilane ante la derrota, que esté seguro de su poder de realizar sus trabajos.
Que no sea egoísta, que no pida lo que no se ha ganado, pero que siempre haga esfuerzos para tener lo mejor porque lo ha ganado.
UN HOMBRE que goce dando y que sepa recibir.
Que se respete a sí mismo, porque así sabrá respetar a los demás.
Que no tenga miedo de amar, ni que se envanezca porque es amado; que goce el minuto como si fuera el último, que no viva esperando el mañana porque tal vez nunca llegue.
... cuando lo encuentre, lo amaré intensamente.
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